No Caigas en la Trampa

Tristemente en Colombia y en otras partes del mundo, los ataques con escopolamina están devastando a los turistas que van a buscar a un amor, este es un mensaje a todas las mujeres que han sido reclutadas para drogar a los turistas y locales, para robar su dinero.
Una canción con mensaje fuerte y directo que mezcla ritmo urbano con un trasfondo social de conciencia y prevención. La letra denuncia las trampas, engaños y peligros que muchas veces se ocultan detrás de palabras dulces, falsas promesas o seducciones manipuladoras.

Desde los primeros versos, la canción retrata la realidad de mujeres que, por su belleza y vulnerabilidad, son vistas como presas fáciles en juegos oscuros de manipulación. Nombra incluso el riesgo de sustancias como la escopolamina, símbolo de cómo la inocencia puede ser robada con violencia y traición.

El coro se alza como un himno de resistencia: “Dile no al reclutador”. Es una advertencia clara y poderosa para rechazar promesas huecas y recordar que el amor verdadero no compra, no daña, ni manipula, sino que abraza con sinceridad y entrega completa.

Los versos posteriores se convierten en un llamado a la autoestima y la fortaleza: la belleza no debe ser un arma ni un instrumento, sino un don que brilla con luz propia. El puente refuerza la idea de elegir con sabiduría, ser dueña de la propia vida y no ceder el futuro a quienes buscan usar y destruir.

El mensaje final es de esperanza y empoderamiento: la verdadera riqueza está en la autenticidad, en un corazón limpio que ama sin maldad, en la fuerza interior que se convierte en escudo contra todo engaño. La canción es más que música: es un recordatorio de que la libertad y la verdad son la mayor defensa.