Ruta de los Barrancos de El Risco | Senderismo Gran Canaria

Amigos y amigas, hoy les voy a invitar a acompañarme en un recorrido único por uno de los rincones más fascinantes y espectaculares de la isla de Gran Canaria. Prepárense para una aventura de senderismo que, aunque exigente, les regalará vistas impresionantes y la oportunidad de conectarse con la naturaleza en su estado más puro. Vamos a embarcarnos en una ruta que parte desde el barrio de El Risco, un pequeño pero encantador lugar ubicado a 70 metros de altitud en el municipio de Agaete, y nos lleva hacia el Lance, un cruce de caminos en la cima de la isla a 556 metros sobre el nivel del mar. Este recorrido forma parte del sendero SL-3 y es perfecto para los amantes de la naturaleza y la aventura.

El Ascenso: De El Risco a Los Llanillos

Comenzamos nuestra travesía en El Risco, con el sol iluminando suavemente el paisaje que se despliega ante nosotros. Desde aquí, la ruta asciende gradualmente por Los Llanillos, un sendero que, aunque fácil de transitar, nos ofrece las primeras vistas panorámicas de la isla. Es el tipo de lugar en el que el aire fresco y limpio parece llenar cada rincón, mientras nos preparamos para lo que vendrá. El camino es tranquilo, pero pronto llegamos al primer reto: el Canalizo. Este paso vertical y estrecho entre rocas requiere que usemos las manos para ayudarnos a ascender. Aquí, el senderismo se convierte en una verdadera prueba de agilidad y concentración, ya que hay que avanzar con cuidado por los barranquillos y andenes que nos guiarán hasta el arco natural de El Lance.

El Lance: Un lugar de encuentro de caminos

Al llegar a El Lance, el paisaje nos sorprende con un espectáculo natural: un arco rocoso esculpido por la erosión del viento y el agua, que en épocas de lluvia deja pasar el agua entre sus cavidades, creando un espectáculo maravilloso. Pero lo más interesante de este lugar no es solo el paisaje, sino las opciones que nos ofrece. Aquí se cruzan varios caminos. Si decidimos continuar hacia el norte, podemos acceder al risco de Faneque, una de las formaciones más impresionantes de la isla. Pero hoy nuestra ruta nos lleva hacia el sur, a la zona de Tirma, una de las áreas más remotas y bellas de Gran Canaria.

El Barranco del Sao: Un primer encuentro con el agua

No tardamos mucho en encontrar el primer salto de agua de nuestra ruta, el Barranco del Sao. El sonido del agua cayendo sobre las rocas es un alivio refrescante después del esfuerzo inicial. Pero esto es solo el principio, ya que el camino nos lleva por el Lomo de la Cruz, una zona de sendero que atraviesa varios barranquillos. Aquí, el terreno cambia constantemente: piedras sueltas, barro resbaladizo y pasos estrechos nos obligan a estar muy atentos. La naturaleza en su máxima expresión nos reta a cada paso, pero también nos recompensa con vistas cada vez más impresionantes.

Pinos Dulces: La majestuosidad de la cascada

A medida que avanzamos, nos acercamos al siguiente gran atractivo de la ruta: la cascada del Pinos Dulces. Pero antes de llegar, pasamos por El Manantial, un pequeño barranco que canaliza las aguas hacia el Barranco de Pinos Dulces. Este barranco es mucho más abrupto que los anteriores y, cuando nos detenemos a admirarlo, sentimos la fuerza del agua fluyendo con gran intensidad. La cascada, con su caída imponente, es un espectáculo que no podemos dejar de observar, y las pozas que se forman a su pie ofrecen una oportunidad para relajarnos y disfrutar de un momento de paz en medio de la ruta.

Los Cabucos y el Lomo de la Corsa: Un panorama de saltos de agua

La ruta continúa hacia Los Cabucos, y más adelante, llegamos al Lomo de la Corsa. Este es uno de los puntos más altos de la ruta, y desde aquí podemos disfrutar de una panorámica impresionante de los barrancos que se extienden frente a nosotros. A lo lejos, se puede distinguir el recorrido del Barranco de El Palmar, cuyas aguas caen con fuerza desde las alturas hacia el mar. Este lugar es ideal para hacer una pequeña pausa, disfrutar de la vista y reponer fuerzas. Y qué mejor que hacerlo saboreando algo de chocolate, que nos da un pequeño empujón de energía y nos motiva para lo que sigue.

El descenso hacia el Charco Azul: El final de la ruta

Con las fuerzas renovadas, comenzamos el descenso hacia uno de los destinos más esperados: el Charco Azul. Este es un lugar verdaderamente especial, un remanso de paz en medio del barranco de El Palmar. Desde El Morro, a 381 metros de altitud, podemos ver el Charco Azul, una poza natural que, durante los días de lluvia, aumenta su capacidad de agua y nos ofrece una experiencia inolvidable. El camino hacia la poza no es fácil: atravesamos un sendero poco transitado, marcado por mojones de piedras, pero la emoción de llegar al Charco Azul hace que cada paso valga la pena.

Al llegar, nos encontramos con una poza de aguas heladas que caen por un salto de agua sinuoso y rápido. No podemos resistirnos y, aunque el agua está fría, no