Jacopo Peri – Al canto, al ballo, all'ombra, al prato adorno (Euridice)

Jacopo Peri – Al canto, al ballo, all'ombra, al prato adorno (Euridice)

Ensemble Arpegio
Roberto De Caro

Coro
Al canto, al ballo, all'ombra, al prato adorno
Alle bell'onde liete
Tutti o pastor correte
Dolce cantando in sì beato giorno.

Ninfa
Selvaggia Diva e boscherecce ninfe,
Satiri e voi silvani
Reti lasciate e cani
Venite al suon delle correnti linfe

Coro
Al canto, al ballo,…

Aminta
Bella madre d'amor, da l'alto coro
Scendi ai nostri diletti
E coi bei pargoletti
Fendi le nubi e il ciel con l'ali d'oro

Coro
Al canto, al ballo,…

Ninfa
Corrin di puro latte e rivi, e fiumi
Di mel distilli e manna
Ogni selvaggia canna
Versate ambrosia e voi celesti numi.

Coro
Al canto, al ballo,…

Coro
¡Al canto, al baile, a la sombra, al bello prado,
a las dulces y tranquilas aguas,
todos, oh pastores, corred,
cantad dulcemente en este feliz día!

Ninfa
¡Diosas de la selva y ninfas del bosque,
sátiros y vosotros, silvanos,
dejad los rebaños y los perros;
venid al sonido de las aguas saltarinas!

Aminta
Bella madre del Amor, de los altos cielos,
desciende sobre nuestros amados,
y junto tus bellos amorcillos
divide las nubes y el cielo con alas de oro

Ninfa
Corren de leche pura arroyos y ríos,
miel destila y mana
toda selvosa caña;
verted ambrosía vosotros, dioses celestes.

La primera ópera completa que conocemos es Euridice, de Jacopo Peri (con libreto de Rinuccini), que se representó en el Palacio Pitti de Florencia el 6 de octubre de 1600, durante las festividades celebradas con motivo de la boda de Enrique IV de Francia y María de Médicis. Rinuccini se inspiró para escribir el primer libreto de ópera en el modelo del drama pastoril y no es pura casualidad el que varias de las primeras óperas lleven el título de Favola Pastorale y den una interpretación a la mitología clásica y a las tragedias heroicas inspirada en el espíritu pastoril del madrigal.
Por ceder a las convenciones cortesanas, el libreto obvia el elemento que le confiere la tensión dramática fundamental: renuncia a imponerle a Orfeo la condición de no mirar a Eurídice, de manera que el argumento constituye solamente un esqueleto para poner a bailar y cantar náyades, ninfas y pastores: Eurídice que se solaza con sus amigas ante su próximo enlace con Orfeo y Orfeo que canta su amor por Eurídice; luego llega el inevitable mensajero con la trágica noticia de la muerte de Euridice, Orfeo parte al Hades a buscar a su amada y consigue que Plutón se la entregue. Nuevamente cantos y bailes jubilosos. El motivo de la supresión del ingrato episodio ha de hallarse en que la obra fue compuesta para la celebración de los citados esponsales.
El plantel de cantantes de aquella primera representación fue de lujo, todos ellos del círculo de la Camerata Florentina; entre ellos: Peri como Orfeo, una cuñada de Giulio Caccini como Euridice, y Francesco Rasi como pastor.
Euridice ocupa un lugar prominente en la Historia de la Música por ser la primera ópera conservada en su integridad, pero ha sido menospreciada musicalmente al lado de obras posteriores, como Orfeo (1607) de Claudio Monteverdi. Sin embargo, si se estudia más concienzudamente, la partitura muestra muchas de las características que serían desarrolladas en Orfeo, además de una gran variedad musical puesta al servicio de la expresión del texto.
El personaje de Orfeo atrajo especialmente a los músicos interesados en desarrollar el género del drama cantado y no es casual, porque qué mejor material podría concebirse a este fin que el mito del “divino cantor" ante cuya voz y el sonido de su lira se apaciguaban las bestias salvajes, se desplazaban los árboles, se movían las piedras y hasta los espíritus del más allá volvían a sentir emociones ya olvidadas.