1966_GANA_BORDEU_EN_JUNIN_UNA_CARRERA_CON_POCA_SEGURIDAD_ 16_DE_OCTUBRE_25

CORTINA MUSICAL: SWAMPLAND – CHRIS HAUGEN
LOCUCION: HORACIO A. UTRILLA
@HISTORIAS DEL AUTOMOVILISMO
@Puesta a Punto Olavarria
Gracias: Historia TC –

AÑO 1966: CARRERA N° 409 - Vuelta de JUNIN. Auto Moto Club JUNIN.
Circuito de 77,15 km recorrido en 7 oportunidades.

1º. JUAN MANUEL BORDEU - - Tiempo 3h02m59s4/5 a un promedio de 177,065 km/h
La entidad organizadora, el Auto Moto Club Junín, había establecido un trazado de 77,600 kilómetros de extensión; los competidores largaron en la Ruta Nacional 188, pasando por Laplacete, Bayauca, El Eucaliptus, Baigorrita y regreso al punto de partida, que fue recorrido en siete oportunidades para completar 543,200 kilómetros de carrera.
Durante la tarde del sábado se desarrollaron las pruebas de clasificación, donde obtuvo el N 1 el Chevrolet del arrecifeño Carlos Alberto Pairetti, seguido de Rubén Roux, César Malnatti, José Manzano, Mario Tarducci, Nasif Estéfano, Angel Rienzi, Eduardo Casá, Juan Manuel Bordeu, Sandokán II , Carlos Menditeguy, Rodolfo Alzaga, Oscar Cabalén, Carmelo Galbato, Osvaldo J. Tosti y el resto de las cincuenta máquinas habilitadas.
A ochocientos metros del control, la curva de subida al pavimento, mostró la carrera como si fuera un palco bandeja. Bueno, eso de palco bandeja es un decir muy perfeccionado, porque si en esa curva no hubo una verdadera desgracia fue porque Junín y su zona aledaña están a punto de mutarse, como se suele leer en "Planeta". Pero aparte del público imprudente, la policía ineficaz y la escasa señalización, allí se dieron todos los elementos para darse una idea muy completa de lo que sucedía en et resto del circuito.
Por ejemplo, en la primera vuelta más de media docena de competidores siguieron de largo, sea por visual obstruida, sea por señalización deficiente, por error de cálculo o porque allí el pavimento les ofrecía peralte negativo, puesto que se lo tomaba en plena curva, lo cierto y lo curioso es que todos los que se fueron de viaje a la zanja lo hicieron en la primera pasada, mientras que en las otras seis se cuidaron, demostrando una vez más que la práctica enseña. Sin embargo, lo más notable es la manera de irse afuera.
Cuando normalmente el exceso de velocidad deriva en una enroscada del tren trasero o en un trompo más o menos violento, los teceistas prefieren seguir derecho sin intentar la maniobra elemental con el volante. Claro está que la excepción fue Nasif Estéfano, quien le erró al limite por una cuestión de micrones, después de haber cortado nada menos que a los 100 metros, intentando hacer una de las mejores maniobras que le permite su calidad: meter la nariz en el frenaje. En cierto modo, asi da gusto irse afuera...
Otra: Bordeu mostró dos veces por qué gana carreras. Una, cuando metió al Chevrolet en plena aceleración entre el Ford de Rienzi y el público, después de salir de la tierra del trompo de Estéfano y de viborear entre otros dos competidoras. La segunda, cuando impostó la curva doblando muy cerca del limite y se encontró en la salida con la imprevista presencia de un rezagado que se reabastecia tranquilamente sobre la trayectoria ideal del Chevrolet.
Entonces Bordeu dio el volantazo justo, amplió el radio de giro con la exquisitez necesaria como para no irse un centímetro más de lo necesario después de acomodar las cuatro ruedas con una armónica acelerada, siguió viaje como si nada fuera.
Estas curvas de noventa grados muestran frecuentemente que en TC se dobla muy despacio, quizá más de lo recomendable para hombres que se arriesgan a manejar a más de 200 km/h, pero para completar la lista de cosas que mostró el viraje de subida al pavimento es necesario señalar que al menos por allí, Estéfano y Menditeguy no pasaron demasiado juntos en ninguna de las siete vueltas. Esto tiene que ver con el ardor del Parque Cerrado, donde el veterano polista proclamó: "Va a correr a Europa y después no me da paso en la tierra, llevándome dos vuelltas a remolque"; mientras que Estéfano y su acompañante aseguraron que Menditeguy jamás se acercó a menos de 300 metros del Falcon F-100.

Poco después de la largada, cuando aún flotaban los agresivos olores de las gomas que arrastran y los embragues que patinan, Carlos Pairetti y Rubén Roux se habian distanciado casi 10" del resto marcando promedios que orillaban los 200 km/h. Esta escapada duró poco más de una vuelta y fracción, es decir hasta qua Pairetti sacó una biela y se quemó la junta de tapa de cilindros de Rubén Roux, mientras que Malnatti iniciaba una serie de problemas con la correa del ventilador y Casa producia su insólito abandono.
Con todos estos mutis, Ángel Rienzi trepó hasta el segundo lugar, pero sin posibilidades de discutir la punta al Chevrolet de Balcaree, ya que tanto sobre pavimento con viento a favor como en la tierra con viento en contra, el siete bancadas siempre apa¬rentó tener más potencia para aprovechar. Desde atrás, el Falcon F-100 de Nasif confiaba su tercera colocación a la habilidad de su piloto,