En la Gala Benéfica de Mi Mamá Me Pusieron a Servir Bebidas… Hasta que Mi Asistente Llamó...

En la Gala Benéfica de Mi Mamá Me Pusieron a Servir Bebidas… Hasta que Mi Asistente Llamó...‪@HaramNoor-d3w‬ ‪@AbdulBasit-f8f‬


El gran salón de baile del Hotel Belleview brillaba con candelabros de cristal y champaña corriendo como agua, un testamento de la habilidad de mi madre para organizar la gala benéfica perfecta. La luz dorada se reflejaba en los pisos de mármol donde la élite de Silicon Valley se mezclaba. Sus atuendos de diseñador probablemente valían más que lo que iban a donar esa noche.Ajusté el delantal negro atado a mi cintura, observando a mi hermana Amanda deslizarse entre la multitud con su vestido Valentino. Hacía lo que mejor sabía hacer: encantar a los posibles donadores mientras, al mismo tiempo, recordaba a todos que ella era la hija perfecta de mamá. La exitosa diseñadora de interiores de las familias más ricas de San Francisco.—Sophia.La voz aguda de mamá cortó el murmullo ambiental.—La mesa 7 necesita champaña fresca.Apenas me miró, ya dándose la vuelta para seguir conversando con la esposa del CEO tecnológico. Su pulsera Cartier atrapó la luz mientras gesticulaba con desdén.—Por supuesto, mamá.Mantuve mi voz neutral mientras recogía copas vacías en mi charola. Mi propio reloj Patek Philippe, que valía más que todo lo que recaudaría este evento, permanecía cuidadosamente oculto bajo mi manga.—Te queda bien el uniforme de mesera —Amanda se rió, interceptándome cuando me dirigía al área de servicio—. Es tan apropiado para tu nivel.Ajustó su collar de diamantes, un regalo de mamá por conseguir a su más reciente cliente millonario.Me limité a sonreír, revisando mi teléfono discretamente. Tres llamadas perdidas de mi equipo ejecutivo. Las negociaciones de la fusión debían estar llegando a la etapa final.—¿Sigues jugando con tu empresita de apps? —preguntó Amanda con falsa preocupación—. Sabes, si me dejaras presentarte con gente de negocios de verdad…—Estoy bien, Amanda.Deslicé mi teléfono de nuevo en el bolsillo del delantal justo cuando mamá se acercó, sus Louboutins resonando en el mármol.