Deseo sin alma

“Deseo sin Alma” es un rap nocturno, crudo y emocional que narra la doble vida de un hombre que vende cuerpo mientras protege lo poco que le queda de corazón. Entre hoteles, silencios y piel prestada, la canción explora el frío psicológico necesario para no romperse por dentro y la contradicción de un deseo que nunca toca el alma.

Una historia de deseo, dinero, poder emocional y supervivencia interior.
No es glamour. Es cicatriz.

Letra:

Esta no es una historia pa’ dormir tranquilo,
es un turno más en el mercado del brillo.
Nombre falso, sonrisa de alquiler,
corazón en standby, listo pa’ no sentir.

Soy perfil con medidas, ficha técnica del deseo,
con luz fría en los ojos y calor de museo.
Me eligen con un dedo como vino en estantería,
reservo cicatrices pa’ después del mediodía.
No preguntan quién soy cuando apagan su apellido,
me compran por horas, no por lo que he sido.
Entro en sus casas con perfume prestado,
salgo dejando relojes sin tiempo a mi lado.
Mi cuerpo es un contrato sin cláusula de regreso,
firmado con labios que prometen exceso.
Y yo cumplo, claro que cumplo, como un soldado sin patria,
defendiendo un terreno que nunca se habita.

Me llamas “amor” sin saber mi nombre,
yo te digo “mi vida” y no existe el hombre.
Todo es verdad mientras dure el reloj,
luego somos humo saliendo del rol.

Hazme sentir princesa sin corona ni reino,
trátame lento, pero quémame dentro.
Quiéreme limpio, deséame sucio,
que hoy mi soledad se alquila en tu pulso.

Caballero en la puerta, pecados en la habitación,
dame caricias con filo y besos con perdón.

Aprendí a ser espejo antes que ser persona,
a decir lo que sana sin tocar la zona.
Ellas quieren sentirse únicas, aunque sepan el truco,
yo les vendo un instante que parece futuro.
Quieren ternura con dientes, respeto con tormenta,
una mano segura y la otra que mienta.
Quieren llorar sin juicio, gemir sin pecado,
que alguien las vea sin querer cambiarlas de estado.
Y yo me vuelvo el teatro donde su pena respira,
el lugar donde la culpa se llama caricia.
Les doy tronos de sábana, reinos de hotel,
yo soy rey a destajo, vasalla mi piel.

Hazme sentir princesa sin corona ni reino,
trátame lento, pero quémame dentro.
Quiéreme limpio, deséame sucio,
que hoy mi soledad se alquila en tu pulso.

Por dentro congelo lo que por fuera arde,
si el alma se moja, ya llega tarde.
Aquí el afecto es un vaso sin fondo,
si bebo emociones me hundo en lo hondo.
Me entrené pa’ perder sin parecer vacío,
pa’ dormir con fantasmas sin pasarles frío.
Despersonalizarme es mi pan de cada día,
ser nadie a tiempo completo, actuar biografías.
No es dureza, es anestesia de oficio,
si siento de verdad, se derrumba mi edificio.
La mente se vuelve un pasillo sin cuadros,
solo puertas girando entre “te quieros” y “cobros”.

No es que no sienta…
es que sentir aquí es perder el equilibrio.

Hazme sentir princesa, aunque sepa que mientes,
que tu voz me arrope aunque no me recuerdes.
Quiero un caballero con hambre de infierno,
que me salve esta noche sin prometerme inviernos.

Ellas buscan huir sin mover la maleta,
yo soy el billete que no deja huella.
Algunas traen anillos que pesan más que el cuerpo,
otras traen la guerra tatuada en los gestos.
Hay quien quiere silencio con forma de pecho,
hay quien quiere venganza firmada en el lecho.
Yo no pregunto el motivo, respeto el ritual,
cada deseo es un idioma que no pide normal.
Me miran como ancla, como bala, como dios,
como alguien que no juzga aunque todo se rompió.
Y yo asiento despacio, profesional del temblor,
arquitecto de un rato donde no existe el dolor.

Hazme sentir princesa sin corona ni reino,
trátame lento, pero quémame dentro.
Quiéreme limpio, deséame sucio,
que hoy mi soledad se alquila en tu pulso.

Cuando cierro la puerta me quito frases del pecho,
me desnudo del personaje, me visto de hecho.
La ducha no limpia lo que no se ve,
sigo oliendo a promesas que no voy a creer.
Tengo el móvil lleno de nombres sin historia,
besos sin memoria, placer sin victoria.
Hay días que envidio al que ama mal,
porque al menos sangra con nombre real.
Yo sangro en silencio, en cuotas, al mes,
con factura, con IVA, con cara de “todo bien”.
El frío no es falta de alma, es armadura gastada,
nadie cruza tanto el fuego sin volverse una estatua.

No me quieras mañana…
quédate solo ahora…

No soy solo carne, aunque me vendan así,
soy la suma de todas las que pasaron por mí.
Me llevo sus miedos cosidos al traje,
sus ganas de vivir en modo salvaje.
Ellas quieren ser vistas sin pedir permiso,
yo quiero ser visto sin cobrar el hechizo.
Pero el mercado no duerme, la noche no espera,
y el deseo es un idioma que siempre acelera.
Así que salgo de nuevo, actor sin guion,
a salvar dos soledades con la misma canción.
Caballero de nadie, pecado legal,
corazón en depósito, piel industrial.