CALAÑAS (MOLINOS DEL BATÁN) - HUELVA

Por el término municipal de Calañas, en la provincia de Huelva, transcurre la Ruta de los Molinos del Río Odiel, concretamente desde la pedanía de Sotiel Coronada hasta el puente del Villar, puente situado en la carretera A-478 que une los municipios de Calañas y Zalamea la Real. Junto al río Odiel, 11 kilómetros cargados de emoción, belleza y mucha historia.

En el curso de este río nos encontramos con un buen número de molinos harineros, abandonados, que estas aguas han movido a lo largo de cientos de años.

Avanzamos por el río, bien encajado en el roquedo, aguas arriba. Nos encontramos una fantástica paleta de colores, tanto en las aguas como en las rocas y el paisaje.

Las aguas del Odiel presentan un color verdoso predominante y una acidez extrema. Este carácter ácido se debe a la presencia de hierro en disolución, metal que ha ido tiñendo las rocas de sus orillas, que aparecen como pulimentadas. El color verde del agua se debe a la presencia de algas microscópicas que son capaces de soportar la acidez del río. El paisaje exterior es espectacular, con un terreno de suaves montañas cargadas de variada vegetación arbórea y arbustiva.

Y llegamos a los Molinos del Batán, que corresponden a un conjunto de tres molinos denominados individualmente El Vínculo, El Brazo y El Blanco.

Hacia el año 1670 existía el molino llamado de El Vínculo, que perteneció a un mayorazgo fundado por Don Alonso González Romero, un eclesiástico familiar del Santo Oficio y vicario de Calañas en la época. Por los restos de ladrillería hallados, este molino hubo de ser construido en fecha muy anterior. Este molino es el que observamos más alejado en la primera toma del conjunto.

A mediados del siglo XVIII ya era conocido con el nombre de El Batán. Hacia 1830 fueron construidos los otros dos molinos junto al primero, siendo llamados El Blanco (el que vemos primero, el más cercano) y El Brazo (el que se encuentra más a la orilla del río).

Los molinos tienen estructuras semejantes: planta cuadrada y unos 5 metros de lado, con fábrica de piedra, ladrillo y argamasa. Las salas de molienda son muy parecidas, con una sola piedra, una puerta cada una y huecos de aireación. Poseen cúpulas en ladrillo, apechinadas. Los muros están recubiertos de argamasa. Conservan parte de los alfarjes. Los cárcavos, también cupuliformes, están resueltos en ladrillo.

La presa se construyó aprovechando masas rocosas que afloran en el centro de la corriente. Es de piedra y argamasa, y revela muchas reparaciones.

Junto al complejo se encuentra una casa derruida, que fue habitación y granero. Existe un camino que comunica este conjunto de molinos con Calañas, ya que sus dueños eran calañeses.

Los molinos del Odiel, en general, son del tipo denominado “molino de rodezno”. Las aguas entran al molino derivadas desde el río por un dique o azud. La energía del agua es transmitida a unas aspas situadas en torno a un eje que gira con el impulso recibido y mueve las muelas de roca que molían el trigo.

Hoy en día, aún se sostienen su construcción y guardan celosamente, entre arenas, las piedras de moler.

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