Nadie entiende qué significa hacerse siglo… ¿tú lo harías? – TRATADO XI: LA INTELIGENCIA A HERMES

Cuando Leonardo de Pistoya encontró aquellos manuscritos ocultos entre la arena egipcia, jamás imaginó que dentro de ellos descansaba una pregunta capaz de cambiar la conciencia humana:
¿qué significa hacerse siglo?

Entre las páginas del Tratado XI: La Inteligencia a Hermes, el sabio Hermes Trismegisto dialoga con su propia mente divina. No habla de fe ni de religión, sino del despertar interior, del instante en que el hombre deja de medir el tiempo y se convierte en parte de él. Hacerse siglo no es volverse inmortal… es comprender que la eternidad ya habita en nosotros.

Leonardo, al traducir esos textos, sintió que cada palabra pesaba como un secreto antiguo. Dijo que eran “espejos del alma”, escritos para aquellos capaces de recordar quiénes fueron antes de nacer.

Hermes enseña que el siglo —el aeón— es la manifestación de la inteligencia divina. Comprenderlo es dejar de ser observador del universo para convertirse en su pensamiento.

Parábola:
Un hombre buscó la eternidad en templos y montañas. Halló sabios, libros, ídolos… pero el tiempo seguía devorando sus días. Hasta que un anciano le susurró: “no busques la eternidad fuera de ti. Hazte siglo, y el tiempo se detendrá dentro.”

Metáfora:
El alma es un reloj detenido, esperando que la luz vuelva a darle cuerda.

Moraleja:
Quien se hace siglo no vence al tiempo: lo entiende, lo habita y lo vuelve silencio.

Así lo escribió Hermes, y así lo comprendió Leonardo: no hay mayor revelación que descubrir que somos pensamientos dentro del pensamiento de dios.

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“El reino de dios está dentro de vosotros.” – Lucas 17:21

(enlaces: Codex Hermeticum – Tratado XI: La Inteligencia a Hermes)
(Shopia pregunta: Si el tiempo habita en ti… ¿cómo sabrías que has despertado?)


0:00 Introducción – El tratado XI y la cadena divina
3:52 Acto I – El mapa del todo
8:50 Acto II – El orden viviente del cielo y de la tierra
14:22 Acto III – Uno es Dios: la imposibilidad de varios creadores
20:14 Acto IV – Vida y muerte como transformación; la figura incorporal
26:05 Acto V – Hazte siglo: semejanza y visibilidad de Dios
32:30 Acto VI – El mundo respira como una mente en movimiento
34:59 Epílogo – Sofía habla