Sierra de Pedro Ponce y Pico de la Selva Bullas

Dice Pepe Marcos: segundo domingo de Abril . Ocho días desde el meneo “foraleciente” cartagenero. Buen momento (como casi siempre) pá volver a salir al monte a senderear. Otra buena oportunidad pá disfrutar de todo lo bonito que nos ofrece la montaña. Por ello, cuatro de “Los Magníficos” (Ana, Jose Maria y Miguel Angel se quedaron con ganas de venir – las obligaciones son primero -) nos dimos cita esta mañana dominical para volver a visitar la bonita Sierra de Pedro Ponce. Cercana a las pedanías de Avilés y Coy, y en el término municipal de Bullas y Mula, se erige (en cuasi toíco el centro de la Región), como un bello paraje donde aunar esfuerzo, satisfacción y rendimiento positivo para los sentidos. Aparcamos el coche en su cara noroeste, para desde aquí y por pista ancha, comenzar un ascenso de algo más de un kilómetro hasta girar en dirección este para adentrarnos en el bonito Barranco de Mula, zona de adecuada umbría y de progresivo y razonable ascenso por senda estrecha pero perfectamente definida. Tras algo más de dos kilómetros, llegamos a otra bonita zona de altiplano, donde el colorido monte bajo, las varitas de San José, la bonita floresta y la estabilidad en el desnivel, sirvieron de relax para la mente y recuperación para el cuerpo. Pero claro, estábamos a poco más de 1150 mts y, hasta el Pico de la Selva, el desnivel a cumplimentar era todavía de cerca de 400 mts. Por eso, en este momento, y tras salir de la mentada zona plana, la ancha senda viró en sentido este y después norte para empinarse y de lo lindo; cogiendo ritmo, con paciencia y tirando (perdón por el narcisismo) de oficio, cada uno cogió su ritmo para cumplimentar tras menos de 1.5 Kms, 250 mts. de desnivel “tó parriba”. Tras este buen meneo, salimos a pista ancha de piedra y gravilla y, siguiendo un ascenso algo más cómodo pero tampoco desdeñable, llegar al Pico de la Selva y su coqueto y “vertical” Vértice Geodésico a 1521 metros sobre el nivel del mar. Aquí llegó la pequeña decepción de la salida. De la misma manera que en nuestra anterior y primera salida la “limpieza” de la visión nos permitió observar todas las Sierras de alrededor (y lejos de alrededor), en esta ocasión la presencia de numerosas nubes por debajo y a nuestra altura, evitaron tan preciosa contemplación. Solo, a lo lejos y en dirección Noroeste pudimos divisar el Macizo de Revolcadores y, en un momento determinado, la Sagra. Una auténtica pena sentida, fundamentalmente, por Rocío que realizaba el recorrido por primera vez. Tras reponer fuerzas ( 650 mts de desnivel positivo en 7.5 Kms así obligaba), volvimos sobre nuestros pasos para seguir durante varios kilómetros la mencionada pista de acceso, descendiendo a buen ritmo hasta confluir con la pista bien acondicionada y de tierra proveniente del Barranco del Horcajo. Tras varios kilómetros por ella, viramos en dirección oeste para dirigirnos a la, en ruinas, Casa del Pradillo, comenzando desde aquí un, primero, levísimo ascenso, que se convertiría después en más pronunciado hasta ir llegando a la zona del Barranco del Tenajo y, desde aquí continuar, con cansancio y un poco de tedio por la largueza del tramo de pista, descendiendo hasta llegar al punto de origen de la travesía completando la circular. En total, 21.7 Kms en algo menos de cinco horas (paradas incluidas), o lo que es lo mismo, a un buen ritmico. Tras ello, y como sabéis es costumbre, visita a nuestro Mochuelo de Guadalupe, donde la sed “rubia” y la coherente hambre fueron ampliamente saciadas. En Semana Santa, me temo, no habrá parón y , seguro, el “Magnífico” senderismo (no sé si de montaña), será mantenido. Feliz Semana Santa tengáis.