Espumoso G1 Brut Nature de Pérez Barquero | Cata con Club Contubernio

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G1 BRUT NATURE
Bodegas Pérez Barquero
G1 Brut Nature es fruto de una larga experiencia de innovación en colaboración con la Universidad de Córdoba. Segunda fermentación en botella con levadura autóctona de velo de flor bautizada como G1, aislada en la primera mitad de los años 80 y originaria de Bodegas Gracia (grupo Pérez Barquero). Elaborado con vino base de uva Pedro Ximénez, procedente de los mejores pagos de la Sierra de Montilla y licor de expedición de vinos generosos viejos.
Azúcares ≤ 3 g/litro - 12,5% ALC - AT. 5,60 ± 0,50 g/litro. A. volátil ≤ 0,60 g/litro.

Llegadas estas fechas, yo me afeito. Un afeitado allá por el 20 de diciembre hace que por Navidad ya muestre barbita a lo western. Yo me afeito una vez y con eso cumplo.

Nada más que ver el décimo de lotería que te acompaña en esta caja para comprender cuánto de bien me sienta la barba corta.
Otras tradiciones son más difíciles de romper. Pienso en el turrón. Ahora que se ha puesto de moda venderlo en agosto en ciudades tan frías y propensas a alargar las fechas invernales como Toledo o Sevilla, ahora, yo mantengo las ganas de zampármelo solo en Navidad. Soy así de simple. No hago crítica, no obstante. Hemos conseguido que los turistas llenen sus mochilas de turrones caros y se los lleven a sus países de origen cuando antes el souvenir de turno era mucho menos elegante y rentable.

A ver si se nos ocurre algo así para el vino.

Centrándome en la cuestión, soy de tradiciones férreas. Si hay que comer turrón, se come. Eso sí, no te olvides del Cazalla, que si lo hacemos lo hacemos bien. Cada año termino estas fechas convencido de que debería ir asumiendo mi edad y aspirar a una posición más discreta en la mesa. A los pocos meses se me olvida. Sucede justo cuando paso por una de esas tiendas que venden turrón en agosto en Toledo o Sevilla. Ahí me vuelven a entrar las ganas de fiesta y se me olvida todo lo demás. Si por algo mencionaba yo la nueva moda.

Una de las tradiciones que menos en riesgo ha estado en mi vida ha sido la de abrir un montón de botellas de espumoso en las diferentes mesas a las que me veo abocado.

Llevo espumoso a las casas casi en el mismo porcentaje que vinos del Marco. Y lo hago sin complejos, oiga usted. Veo que brindar con unas burbujas es un ejercicio fantástico, algo que uno debe hacer sin necesidad de ganar ningún Gran Premio de circuito.

Cada año me devano los sesos para encontrar espumosos coherentes con el club. Doce meses atrás, esta posición la ocupó un ancestral de los Mahara cosechado en Mahina del que espero que tengas buen recuerdo. Queda guardada para cuando la justicia dicte sentencia una partida de La Callejuela que algún día verá la luz y que nos tiene como dueño en precario. Por ahora, el vino va ganando años de rima.

Mientras, ahora, le toca turno a un espumoso muy especial de la cordobesa Pérez Barquero.

Elige bien el día para abrirlo, que hay pocas botellas.


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