No seré parte, ni solapa de la normalización de la violencia

No seré parte, ni solapa de la normalización de la violencia.

Quedarse callado cuando lo que se quiere es gritar es uno de los momentos más complicados que cuando alguien está siendo violentado, puede vivir.
El grito acallado es siempre un grito de dolor y de profunda soledad que no encuentra la manera, ni el canal para ser expresado.
Contener ese grito es un acto que duele en lo más profundo, y te hace vivir con un nudo permanente en la garganta. Con lágrimas que viven en la comisura del ojo esperando a ser derramadas y nunca logran correr por miedo a que se note lo que estas pasando, por vergüenza y por miedo al rechazo y a ser juzgado por sentir lo que sientes.
Te aísla.

Esté año no ha sido sencillo en más de un sentido y tal vez no ha sido mi mejor año, pero eso no quiere decir que me detendré.
Con este vídeo levanto la voz, y no me quedaré callada de lo que sucedió.
No viviré con miedo, ni avergonzada de algo que yo no cause, aunque se sugiera lo contrario.

En este año complicado como pocos, solo confirmo que soy más fuerte de lo que pensé, que tengo voz, que me puedo defender, que mi vida es importante por que yo así lo decido, porque soy capaz de tomar al toro por los cuernos y confirmarme a mí misma que soy valiente y que la justicia y el sentido de todo ésto la encontraré al hablar de lo sucedido y no embotellar más mis sentimientos.

Celebro el año nuevo con la tranquilidad de saber que lo pude decir en voz alta y usar mi voz para tratar de hace conciencia.

A lo que sigue y hagamos del año nuevo nuestra mejor oportunidad de cambio.

Ahí voy de nuevo a reinventarme y a empezar de cero otra vez.

Mi gratitud infinita a quienes sí estuvieron presentes, que hicierón acto de prescencia y me sotuvierón de la major manera posible dadas las circunstancias.
A mi sobrino, J.A. mi vecino que ha sido prescencia mágica, Pensilvania, Tocaya , J & E y mis hijos. Gracias, gracias, gracias!