Amor Espiritual Templario! Castillo de Almourol

Descubre el castillo donde se celebraban los mejores encuentros de amor espiritual! En el centro geográfico de Portugal, entre la región del Alentejo, y las ciudades de Santarém, Coimbra y Óbidos, se encuentra un pequeño territorio bautizado como “Región de los Templarios”. Se trata de una zona de gran densidad de bosques de encinas, alcornoques, viñedos y olivos, suaves colinas, caudalosos ríos y pueblos y aldeas con marcado carácter lusitano. Un territorio que ahonda sus raíces en la prehistoria, constantemente colonizado a lo largo de los tiempos, pero que debe su identidad, su ADN, a los caballeros templarios.

A mediados del siglo XII, cuando toda la Cristiandad luchaba en las cruzadas de Tierra Santa para la defensa de los santos lugares y la protección de los peregrinos. Los monarcas portugueses, leoneses y castellanos coincidieron en que la lucha contra el Islam también estaba en suelo ibérico; por tal motivo, los ejércitos cristianos peninsulares se esforzaron en una empresa militar más próxima, y de ahí crear un proyecto común contra el al-Andalus.

Fue en este momento cuando surge una figura de relieve en la historia del Reino de Portugal: Gualdim Pais, templario nacido en 1118, en Priscos, localidad próxima a Braga, que participó en la batalla de Ourique (1139), en el sitio de Ascalona (1153) y en la defensa de Antioquía. Cuatro años después fue nombrado caballero por el propio Alfonso I Henríquez, primer rey de Portugal; luego participó en la cruzada de Tierra Santa, donde estuvo luchando durante cinco años como maestre templario. A su regreso a la península fue hecho Procurador de la Orden del Temple en Portugal, fundando los castillos de Pombal, Zêzere, Almourol, Idanha, Monsanto y Tomar.

Gualdim Pais no tardó en comprender la importancia estratégica de esta región del corazón lusitano, tras recibir del monarca portugués la donación de estas tierras en 1169, Era vital defender la ciudad de Tomar de los constantes ataques de los almohades. Por ello, después de dotarla de los más espectaculares edificios, tanto religiosos como civiles -de los que nos ocuparemos en otra ocasión-, mandó construir una serie de fortalezas (Zêzere, Cardiga, Torre de Atalaia, Torre de Pinheiro Grande y Almourol), las cuales, vistas desde el cielo, configuran un perfecto pentagrama, para una mejor defensa de la ciudad celestial de Tomar, en la cual estableció la más poderosa e influyente encomienda templaria de Portugal, que siglos después se convertiría en la puerta de salida a la aventura de los océanos, de la asombrosa gesta marítima de las navegaciones lusitanas por el mundo.