Autismo y bullying.

El fenómeno del bullying, el acoso e intimidación, ha sido tratado ampliamente más como moda que como fenómeno sistémico.
Los autistas (como otros neurodivergentes) no sólo deben lidiar, en el entorno escolar, con las dificultades (y estrés) ocasionadas por la falta de adecuaciones sensoriales y de contenidos pedagógicos no adaptados. Sufren de acoso en diversas formas, con el consiguiente trauma complejo que de ello (aunado a lo anterior) se produce.

Un sistema que se dice "inclusivo" en el papel y la buena intención, para el cual tener un alumno "distinto" en el espacio escolar ya es suficiente prueba de progreso, es un entorno que favorece la aparición del acoso.
Un sistema que se base en la convivencia y en el respeto desde el paradigma de la neurodiversidad, permitirá no sólo eliminar el acoso sino, sobre todo, prevenirlo.

El control del acoso es importante pero mucho más es impedir su aparición. No se agota con la punición al agresor, la más de las veces víctima también de acoso y de maltrato en su hogar o entorno. Se trata de trabajar en todos los niveles sociales que permitan romper con la reproducción de la violencia para poder construir entornos basados en el cuidado.

E ir mas allá. Mucho hablamos del acoso y del maltrato en la escuela como si allí se agostase. Hablar de esta dolorosa realidad en los adultos autistas es un tema pendiente que debemos seguir desarrollando.