UN CORAZÓN RENOVADO. 10 de diciembre 2025.

Saludos afectuosos para todos, deseando que el Señor les esté acompañando y bendiciendo en este día, leo de Jn 13 versículo 34, “Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros”.
El Señor Jesucristo claramente dice: “Como yo os he amado, que también os améis unos a otros”. El amor no es simplemente un sentimiento, un impulso, una emoción pasajera, temporaria que depende de las circunstancias; es un principio viviente, un poder permanente. El alma se alimenta de las corrientes del puro amor que fluyen del corazón del Señor, una fuente que nunca falla. ¡Cómo se vivifica el corazón, cómo se ennoblecen sus motivos, cómo se profundizan sus afectos, mediante su comunión! Bajo la educación y la disciplina del Espíritu Santo, los hijos de Dios se aman mutuamente, lealmente, sinceramente y sin fingimiento, sin preferencia y sin hipocresía.
Y esto porque el corazón está enamorado del Señor Jesucristo. Nuestros afectos mutuos surgen de una común relación con Dios. Somos una familia y nos amamos los unos a los otros, como él nos amó. Cuando se compara esta inclinación y sentimiento verdadero, santificado y disciplinado, con la cortesía pomposa y superficial del mundo, las expresiones carentes de significado de la amistad apasionada son como paja del campo. Amar como el Señor amó significa manifestar generosidad y desprendimiento en todo momento y lugar, mediante palabras amantes y una mirada agradable. El amor genuino es una preciosa propiedad que se origina en el cielo, y cuya fragancia crece en proporción a la forma en que se lo distribuye a los demás.
El amor del Señor Jesucristo es profundo y ferviente y fluye como una corriente irresistible para todos los que lo aceptan. No hay egoísmo en su amor. Si este amor nacido del cielo es un principio permanente en el corazón, se dará a conocer, no sólo a aquellos a quienes más apreciamos en una relación sagrada, sino a todos aquellos con quienes entramos en contacto. Nos llevará a otorgar pequeñas atenciones, a hacer aprobaciones y donaciones, a realizar actos de bondad, a decir palabras tiernas, verdaderas y alentadoras. Nos llevará a simpatizar con aquellos cuyos corazones están hambrientos de simpatía. Es a través de las experiencias de su pueblo brillando en este mundo que el carácter de Dios será por fin vindicado.
Les deseo un feliz día y que gocen de la presencia bendita del Dulce Señor por siempre, siguiendo su voluntad y preparándose cada día. Bendiciones, sean en sus vidas.