(MÉXICO, 1958) EN EL FUNERAL SE BURLARON DEL PASTOR… HASTA QUE LA VOZ SE ESCUCHÓ DESDE EL ATAÚD
Автор: Cuando las Páginas Hablan
Загружено: 2025-11-29
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"Está muerto. Enterrado. Acabado."
Las palabras salieron de la boca de Héctor Domínguez con desprecio absoluto. Con satisfacción apenas contenida. Con victoria que había esperado durante 12 años. Estaba parado frente a ataúd cerrado. De caoba oscura. Con manijas de bronce. En Funeraria San José en centro de Ciudad de México. Eran las 10:47 de la mañana del 23 de octubre de 1958. Jueves. Y dentro del ataúd. Dentro del ataúd cerrado herméticamente. Sellado con tornillos. Como era costumbre. Estaba cuerpo del Pastor Samuel Ortega. De 54 años. Líder de Iglesia Evangélica Pentecostal El Buen Pastor. Ubicada en colonia Doctores. Congregación de 200 personas. Que durante 18 años había predicado. Había evangelizado. Había confrontado. Especialmente a Héctor. Hermano mayor. Que había rechazado fe. Que había elegido camino diferente. Camino de cantina. De juego. De violencia. De todo lo que Samuel predicaba contra. Y ahora. Ahora Samuel estaba muerto. Infarto masivo. A las 3:17 AM del 21 de octubre. En su cama. Junto a su esposa Marta. Muerte súbita. Inesperada. A pesar de salud aparentemente buena. Y Héctor. Héctor había venido al funeral. No para llorar. No para honrar. Sino para burlarse. Para proclamar victoria final. Sobre hermano predicador. Sobre Dios que no había protegido. Sobre fe que no había salvado.
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