Renacida, expuse su aventura, lo suspendieron, inicié un negocio callejero y crié a mi hijo.

#novela #lovestory #cdrama
Historia 1: La hermanastra de mi esposo dio a luz el mismo día que yo. Aunque él era médico en la ciudad, insistió en internar a su hermanastra en el hospital, dejándome al cuidado de una partera rural.
Antes de irse, me consoló:
—Cariño, el divorcio de Selene fue muy duro. Debemos ayudarla. No te preocupes, cuando mi trabajo se estabilice, te enviaré dinero. En cuanto me asignen una casa en el trabajo, iré a buscarte.

Y allí me quedé, comiendo comidas escasas en el campo con nuestros dos hijos, esperando en vano durante cinco largos años. Ni un centavo, ni una sola noticia de él.
No fue hasta que ambos niños enfermaron por la medicina vencida que él envió —y murieron— que finalmente apareció.

El gran médico no derramó ni una lágrima; en cambio, me acusó con arrogancia:
—¡No trabajas, solo estás en casa cuidando a dos niños, y ni siquiera pudiste mantener a uno con vida! ¿Qué tan inútil eres? ¡Deberíamos divorciarnos!

Después de firmar los papeles del divorcio, ni siquiera fue a ver las cenizas de los niños antes de casarse con su hermanastra divorciada. Los tres se mudaron felices a la gran casa por la que habíamos esperado cinco años.

Estaba tan furiosa que casi muero... pero entonces abrí los ojos —y me encontré un año antes.

Esta vez, llevaría a mis hijos a la ciudad y exigiría justicia.

Historia 2:
Mi prima Yvette, una chica nacida después del 2000, ha sido completamente adoctrinada por las cuentas de marketing y está convencida de que puede “corregir el mundo laboral”. Confronta a todos y todo por cualquier cosa: se burla de los compañeros que la invitan a compras grupales (“¡qué tacaños!”), golpea la mesa frente a su jefe cuando le asignan tareas normales, acusando de explotación, y maldice las actividades de integración laboral en días hábiles como “basura del entorno laboral”...

En mi vida pasada, como yo la recomendé internamente a la empresa y era familia, cubrí muchísimos de sus errores. Pero al final, insatisfecha con un bono de rendimiento, contrató a un hacker para atacar el servidor de la empresa, causando grandes pérdidas. La empresa la despidió y la demandó, pero ella me culpó por no asumir la culpa, y mi tía me insultó por “no tener corazón”.

Llenas de rencor, ambas conspiraron para empujarme desde un edificio y me mataron.

Cuando volví a abrir los ojos, era el día en que Yvette ingresó por primera vez a la empresa.
---------------------------------------------