RESTAURACIÓN: MUÑECA BOUDOIR. Proyecto EL TALLER DEL MUSEO. Conservación y Restauración Textil.

Hola, qué tal? Soy Elur. Bienvenidas al taller del museo.
En el vídeo de hoy voy a restaurar una muñeca boudoir.
Este tipo de muñecas surgieron en la primera década del S. XX de la mano del diseñador francés Poiret, que hacía desfilar a sus modelos con unas muñecas vestidas de forma muy elegante, idéntica a las modelos que las llevaban en sus brazos.
Cuando se popularizaron, no lo hicieron como un juguete, sino que eran consideradas un objeto decorativo para escaparates de moda, o bien, como accesorio para el dormitorio femenino. Las muñecas boudoir fueron fabricadas por bastantes firmas sin sello ni marca, en toda Europa y en EEUU.
Diagnóstico
Cuando estas muñecas se popularizaron comenzaron a bajar la calidad de la producción con cuerpos de tela, cosidos a mano y rellenos con guata, serrín o paja como en este caso. El cuerpo de tela se inserta encolado en los antebrazos y en las piernas, que están hechos en cerámica y pintadas en color carne, terminando en los pies, modelados en zapatos de tacón pintados de dorado.
La cabeza es hueca, de cartón forrado de una finísima gasa pintada. Resaltan los ojos azules, pintados a mano, de mirada esquiva y seductora, con pobladas pestañas de seda. El pelo es de mohair, tejido natural y de alto brillo, que va recogido a ambos lados de la cabeza.
Tal disparidad de materiales hace muy compleja la restauración de esta pieza, ya que cada uno de ellos requiere de un tratamiento específico. Hay que tener en cuenta que el producto utilizado en un material, no se perjudicial para otro. Por ello, vamos a tener que actuar con muchísima cautela.
Vemos que toda la pieza tiene una capa grisácea, que parece humo. Esto nos indica que probablemente haya estado en una habitación donde había una chimenea o similar. No conserva su indumentaria original, pero más adelante os reservo una sorpresa.
Manos a la obra
Voy a comenzar limpiando la suciedad superficial de las extremidades con un gel neutro, aplicándolo con ayuda de un hisopo de algodón enrollado en un palito.
Voy poco a poco limpiando la superficie, controlando en todo momento que elimino únicamente la suciedad superficial y en ningún momento la policromía.
A continuación voy a limpiar el cuerpo con un aspirador a velocidad mínima, y me ayudo de una brocha suave para eliminar muy bien el polvo.
Para evitar que la fuerza del aspirador pueda provocar algún daño, le coloco una gasa en la boquilla de aspiración, y voy pasándolo a conciencia por todos los rincones.
Para limpiar más a fondo la cara utilizo una goma de borrar, friccionando muy suavemente sobre la superficie y aspirando posteriormente.
Para terminar, aplico varias capas de barniz incoloro con un pincel muy suave en las extremidades, hasta conseguir un brillo homogéneo.
Espero que te haya gustado y te invito a que me acompañes en próximos proyectos.
Para cualquier duda o consulta, te leo en los comentarios.
Más información: www.museoetnograficoarteta.com