Amador Fernández Ruiz

Amador Fernández Ruiz nació el 15 de octubre de 1941 en El Campo, un pequeño barrio de Villaverde de Trucíos (actual Valle de Villaverde). Su madre, Serafina, era de Carranza y trabajaba en casas de familias prominentes, mientras que su padre, Severino, se dedicaba a la ganadería.
Amador creció en un entorno rural, aprendiendo desde pequeño las labores del campo y la ganadería. A los 6 años comenzó a asistir a la escuela del barrio de La Matanza, donde un solo maestro enseñaba a niños de edades variadas. Tras un año, continuó su formación con clases particulares impartidas por Antonio Guisasola en Trucíos durante dos años más. A los 12 años, comenzó a ayudar en las tareas agroganaderas de la familia.
A los 21 años, realizó el servicio militar en Gran Canaria, donde pasó 15 meses bajo estricta disciplina castrense. En esa etapa, participó en el transporte de víveres al Sahara desde un destacamento de automóviles. Esta experiencia marcó su primer contacto significativo fuera de su entorno familiar.
Al concluir su servicio militar, comenzó a trabajar en el sector del transporte. A los 23 años, se unió a Ramón Sierra para transportar ganado a ferias locales como las de Orejo, Gama y Beranga. A los 25 años, adquirió su propio camión, aunque tras dos años de competencia con grandes compañías, pasó a trabajar para la empresa valenciana Transportes Martín, recorriendo toda España. Más tarde, ingresó a Transportes Ezquerra Mazo, donde trabajó durante 25 años, realizando rutas nacionales e internacionales, y experimentó los cambios laborales y sociales en el sector del transporte durante la Transición.
A los 63 años, tras su jubilación, se dedicó al cuidado de su ganado y a fomentar el asociacionismo en su comunidad. Desde hace 18 años, Amador es vocal de la Asociación El Pilar Cántabro de Villaverde, donde organiza actividades para revitalizar los vínculos vecinales y promueve el trabajo comunitario. Actualmente, a los 83 años, sigue comprometido con esta labor y también colabora con iniciativas como UNATE. Vive en la casa de su abuelo, “satisfecho con el camino recorrido” y observa con satisfacción los cambios que han beneficiado a las generaciones posteriores.

Legado Cantabria es una producción de Fundación PEM