ARCHIVO | El oro de Moscú

El 7 de abril de 2017 en Tiempos Modernos nos visita un día más Juan Ernesto Pflüger para hablarnos sobre "El oro de Moscú".

Uno de los episodios más escandalosos de la guerra civil fue el del llamado “Oro de Moscú”. El 13 de septiembre de 1936, el presidente de la II República, Manuel Azaña, firmaba un decreto que concedía potestad al Gobierno para disponer a su arbitrio de las reservas estatales de oro, almacenadas en los sótanos del Banco de España. Presidía el gobierno el socialista Largo Caballero. Su ministro de Hacienda era el también socialista Juan Negrín. Teóricamente, se trataba de poner a buen recaudo la principal arma económica del Estado para sufragar los gastos de guerra. Pero todo ese oro se perdería para siempre.

Aquella misma madrugada, un piquete de milicianos acudió a casa del cajero del Banco de España y a punta de pistola lo condujeron a las cámaras acorazadas de la institución. Allí se guardaban las terceras reservas más importantes del mundo de metales preciosos. Cerrajeros y metalúrgicos de obediencia socialista extrajeron el oro y lo introdujeron en cajas de madera: más de 700 toneladas. Cuatro días tardaron en realizar la operación. Después hicieron lo mismo con los depósitos de plata y, finalmente, desvalijaron incluso los depósitos privados. Hay que subrayar que el Banco de España, en aquella época, era una institución privada.

Diez mil cajas marcharon por carretera hasta el puerto de Cartagena. El valor de las riquezas incautadas por el Gobierno del Frente Popular ascendía a unos 5.240 millones de pesetas de la época, más de 15.000 millones de euros actuales. De este tesoro, 7.800 cajas embarcaron en tres buques soviéticos con rumbo al puerto ruso de Odesa y otras 2.000 cajas acabaron en París. Se desconoce el paradero de las 200 cajas restantes, aunque lo más probable es que quedasen a disposición de los líderes del Frente Popular. En cuanto a la plata, quedó almacenada en Murcia y posteriormente fue vendida por el Frente Popular a Francia y Estados Unidos.

¿Por qué se trasladó el tesoro a la Unión Soviética? Porque era el principal aliado del Frente Popular, al que había provisto y seguiría proveyendo de abundante material militar y numerosos asesores técnicos. Pero el Estado español jamás volvería a ver ese oro, cuyos beneficios quedarían repartidos entre la Unión Soviética, el Partido Comunista Francés (según Prieto) y algunos distinguidos nombres de los gobiernos de la República. En definitiva, un gigantesco desfalco institucional. Eso fue el “oro de Moscú”.
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