LEVITICO CAPITULO 7
Автор: RMA
Загружено: 2025-11-08
Просмотров: 70
LEVITICO CAPITULO 7
El Señor habló nuevamente a Moisés, diciéndole que instruyera a Aarón y a sus hijos acerca de las leyes específicas de los sacrificios de expiación, de reparación y de paz, para que los sacerdotes, en su ministerio, se condujeran con santidad y obediencia.
Estos mandamientos eran santos, porque representaban la comunión entre Dios y su pueblo, y el modo en que los hombres debían acercarse a Él para obtener perdón y bendición.
Así fue dicho: ésta es la ley del sacrificio por la culpa. Es cosa santísima. En el lugar donde se degüella el holocausto debía ser inmolada también la víctima de la reparación, y su sangre sería rociada en derredor del altar.
De aquel sacrificio, el sacerdote ofrecería toda la grasa: la que cubre los intestinos, la que está sobre ellos, los dos riñones con la grasa que los cubre junto a los lomos, y la grasa que cubre el hígado.
Todo sería quemado sobre el altar, como ofrenda encendida al Señor. Era sacrificio de olor grato, símbolo de la purificación y del restablecimiento de la paz rota por el pecado.
Pero no todo se consumía por el fuego. La carne que quedaba pertenecía al sacerdote que ofrecía el sacrificio. Era su porción, su sustento sagrado.
En esto el Señor mostraba que quienes servían ante su presencia vivían de lo santo, del altar mismo, y que la dedicación al servicio divino traía su propia recompensa.
Del mismo modo, la ley del sacrificio por el pecado era semejante. La víctima era degollada en el lugar del holocausto y su carne pertenecía al sacerdote que la ofrecía para expiación.
Todo varón de entre los sacerdotes podía comer de ella, pero debía hacerlo en lugar santo, dentro del recinto del tabernáculo. Aquello era cosa santísima, y nadie fuera del sacerdocio debía participar de ello.
El Señor estableció una diferencia entre los sacrificios que se ofrecían en expiación y los que se ofrecían en acción de gracias. Si el sacrificio era de paz en gratitud, debía ser acompañado de tortas sin levadura amasadas con aceite, hojaldres untados con aceite y tortas de flor de harina fritas con aceite.
Junto con estos panes sin levadura se ofrecerían también panes de levadura. Una de cada clase de pan sería apartada como ofrenda, y se la entregaría al sacerdote que había rociado la sangre de la víctima sobre el altar.
La carne del sacrificio de paz, ofrecida en acción de gracias, debía comerse el mismo día de la ofrenda; nada se dejaría para el día siguiente. Si el sacrificio se ofrecía por voto o como ofrenda voluntaria, lo que quedase podría comerse al día siguiente, pero lo que aún quedara para el tercer día debía ser quemado en el fuego.
El Señor fue tajante en este punto: si alguno comiera de la carne del sacrificio en el tercer día, su ofrenda no sería aceptada. Sería abominación. El sacrificio perdería su sentido, y quien lo comiera cargaría con su culpa, pues habría profanado lo santo. La pureza del acto era tan importante como el acto mismo.
Доступные форматы для скачивания:
Скачать видео mp4
-
Информация по загрузке: